VALLE DEL MIS Y TRAVIGNOLO

Lunes, 26 de julio
Itinerario: Agordo-Valle del Miss
Km:68
Pernocta:  Junto al Lago Miss (N46º09.923 E 12º03.604). Gratuito

Hemos encontrado un COOP, un supermercado que nos recomendaron Sabrina y Dino como barato y de buena calidad, y como hemos comprobado que así era, hemos hecho algo de compra. Luego hemos seguido al area, para cargar y descargar agua, aplicando la filosofía de Angel, y continuando hacia nuestro destino de hoy: el valle del Miss.

Dejamos atrás Agordo por una carretera que discurre por un ancho valle cerrado por cumbres tapizadas de árboles de distintos tipos y paralela a un río. Es llana y con pocas curvas, por lo que resulta un alivio poder pasar de los 50 km/h de los últimos días, aunque para los italianos esto no reza ya que ellos van por libre y circulan a la velocidad que les apetece y la línea continua de la carretera unicamente delimita los sentidos de la marcha.

Las indicaciones para llegar a este valle las obtuve de Internet y eran bastante vagas. Así nuestro primer intento fue fallido por que nos dirigió a otro Miss, distinto al que íbamos y nos dimos cuenta con 15 km hechos y con paso de montaña incluido. Estuvimos dudando si entrar en este valle por donde nos indicaba el navegador, que en uno de los mapas aparecía sin carretera y en otro venía tachada con aspas rojas, o regresando de nuevo a Agordo y tomando la 203 por Can di Agordo hasta Mis. Recordando la experiencia del día anterior, nos decidimos por esta última alternativa….y acertamos de pleno.

A pocos kilómetros de Agordo aparece una señal hacia el valle del Miss, pero hay que dejarla atrás y continuar hasta  Mas. Una vez allí, dejamos la 203 atravesando el río por un puente y encontramos una señal hacia el valle del Miss. De camino hacia el valle,  un poco después del pueblo,  encontramos el motivo por lo que antes afirmé que tomamos la decisión acertada en cuanto a entrar en este valle por este acceso y no por otro: una señal que limita la altura a 2,5 m. Cuando la vi afirmé: “creo que hemos llegado a donde íbamos”, pero fue Angel el que me animó a continuar hasta que encontráramos el túnel. Así entramos en una zona que bordeaba el lago Miss atravesando continuamente túneles hasta que llegamos a un aparcamiento junto al lago frente al cual hay lo que parece un centro de información y/o recepción y unas obras de algo parecido a un futuro camping. Entramos en este aparcamiento, que es un prado tapizado de verde donde hay una señal de “sosta” consentida durante 48 horas. Coordenadas N46º09.923 E 12º03.604. Un lugar delicioso y tranquilo.

Pero el centro estaba cerrado y el restaurante o bar, también, así que preguntamos a unos italianos que nos hablaron de una cascada junto a un restaurante y de las “marmitas” en un río que yo ya tenía identificadas. Continuamos por la carretera, siempre dejando el lago a nuestra derecha, hasta que llegamos al final del lago, a un puente que atraviesa el río que lo nutre y un centro de interpretación con un jardín botánico. Como el aparcamiento era pequeño, cruzamos el puente y aparcamos junto al río regresando al centro que estaba cerrado por ser lunes. No obstante tenía paneles explicativos con varias sendas: la llamada “Cardini del breton” que accedía a las marmitas gigantes, otra, a la  “cascada Soffia” frente a nosotros, junto a un restaurante y la senda del Val Falcina, que parecía salir del primer aparcamiento donde estuvimos.
Dejando a nuestra derecha el jardín botánico, y por una pequeña senda con bastante pendiente, accedimos a las marmitas gigantes, de una extraordinaria belleza por el color verde esmeralda que el agua tenía y que contrastaba vivamente con el blanco pulido de la roca sobre la que se deslizaba y la perfección de sus formas circulares. Desde el puente sobre el torrente se tiene una impresionante vista de estas marmitas gigantes, que como bañeras, han sido excavadas por el río. Descendimos y volvimos a ascender para, saltándonos una valla, meter los pies en el río imitando a unos italianos que allí estaban.

El color del agua es espectacular. Me recordaba a los ríos eslovenos y a las playas croatas ¡qué belleza!. Corta pero intensa.

Luego nos dirigimos andando unos diez minutos –la carretera nos pareció muy estrecha- a la cascada Soffia, señalada junto al restaurante. Otro sendero conduce a ella, a un puente que te deja suspendido sobre el río para asomarte al desplome del agua, de un color también  verde esmeralda y que fluye sobre y entre rocas blancas. A nuestro regreso recibí un mensaje de Santiago en el que me decía que los profesores  del curso tocaban esa misma tarde. ¡qué cerca y que lejos de ellos!, por que aquí las distancias son marcadas por la complejidad de los “pasos” de montaña y no por la longitud.

Nos dirigimos a comer al primer aparcamiento y “calzamos” la autocaravana dispuestos a pasar la noche allí. Después de un merecido descanso, prácticamente solos, preguntamos en el bar, que ahora sí que estaba abierto, por el sendero de Val Falcina descrito como facil y de una duración de 2 horas en una pagina web.

Indicándonos el comienzo, detrás de la zona recreativa, junto al bar, también a nuestra pregunta, nos dijo que la pernocta no estaba permitida, que era un aparcamiento. Angel dijo que no tenía sentido, que limitar a 48 horas implica poder dormir, pero para evitar posibles problemas decidimos marcharnos y regresar a Agordo.

El sendero de Val Falcina comienza ascendiendo en fuerte pendiente. Me consolé pensando que sería solo el inicio, ya que facil para mi es que fuera prácticamente llano, pero no, aquello no dejaba de subir y subir, hasta  después de unos 15 o 20 minutos, que se me hicieron eternos. La senda discurre en medio de un precioso bosque de un indudable valor natural por la variedad de especies arbóreas que se encuentran: pinos, robles, hayas, servales, fresnos, enebros, arces, avellanos… el suelo estaba completamente tapizado de verde, también con numerosas plantas de especies distintas.

Pero llegó el momento en que el sendero dejó de ascender para hacerse plano y discurrir por la ladera de una empinada montaña internándose dirección norte. Dejamos atrás rincones muy hermosos, como los que protagonizaron dos riachuelos que corrían tranquilos en una zona sombría. Pasado el segundo, y tras una hora y algo más de marcha, decidimos regresar por donde habíamos venido. Una vez más, Tula disfrutó corriendo ladera arriba y abajo y acudiendo siempre a nuestra llamada.


De vuelta a la autocaravana, decidimos sacar nuestras sillas, unas bebidas y algo para picar y acercarnos al mismo borde del lago. Disfrutamos así de una paz inmensa, casi en absoluta soledad y de unas vistas hermosas sobre el lago y las montañas vestidas de árboles que la rodeaban.

Antes, mantuvimos una breve conversación con un eslovaco que había vivido en Canadá (llevaba un turismo matrícula de Orlando) y que ahora, retirado, pasaba los inviernos europeos en Mejico, con su hermana, y los veranos recorriendo Europa ¡un lujo! Con sus 62 años y un aspecto estupendo.

Cuando dejábamos el aparcamiento rumbo a Agordo nos cruzamos con una autocaravana que entraba a pasar la noche y al preguntarla, nos dijo que allí estaba permitida la pernocta, así que dimos la vuelta y disfrutamos de la caída de la noche sobre el lago y de una paz y tranquilidad únicas.


Martes, 27 de julio.
Itinerario: Valle del Miss-Paso de Valles-Val Travignolo (Paneveggio)-Area de Predazzo
Km:90
Pernocta:  Area de Autocaravanas de Predazzo. 10 €.

El día amanece gris y después de despedirnos de nuestros vecinos, pusimos rumbo de regreso a Agordo, y por segunda vez, a Coop y al area para cargar y descargar.

Cargados de comida y limpitos, nos dirigimos a Falcade, por un angosto valle flanqueado por montañas pintadas de verde para una vez coronado el paso de Valles, descender a Paneveggio, donde encontramos un centro de interpretación con varios senderos (N 46º18.486 y E 11º44.826). Elegimos el que nos llevaba a la Forra del Trivognolo y atravesamos un puente de madera  y cables suspendido sobre un torrente de aguas bravas. Tula lo cruzó, con miedo y casi tumbada, ya que al andar el “vaivén” del puente era considerable. Ya en el otro lado, optamos por seguir las indicaciones hacia el lago Panneveggio, por una hermosa senda que discurría entre abetos con el suelo completamente tapizado de verde y variadas plantas. En 20 minutos estábamos en el lago. El camino continuaba por el  borde, pero al ser ya las 13,30, decidimos regresar para comer a una hora decente.


Angel se dio una vuelta por el centro de interpretación mientras se preparaba la comida. Luego nos tomamos nuestro tiempo para una buen descanso tras el cual nos animamos a dar otro paseo escogiendo esta vez la senda naturista que  resultó ser sorprendentemente hermosa, discurriendo por un maduro bosque de abetos que podían alcanzar los 40 o 50 metros de altura y un suelo tapizado de verde con variedades de helechos, musgos y otras especies que daban al suelo una consistencia mullida que me recordaba a la tundra noruega. Realmente hermoso y muy tranquilo, con paneles explicativos y algún que otro juego para los niños. Muy recomendable, prácticamente plana y de escasos 20 o 30 minutos de duración. Y una cosa que a Angel le llamo la atención fueron los hormigueros ya que había muchos y de un tamaño considerable. Algunos podían alcanzar el medio metro de altura. Comentó que en la sierra de Madrid ver uno no era cosa facil siendo además de tamaño inferior.

A las 17,30 después de acercarnos a una zona que indicaba que había ciervos que no vimos, pusimos rumbo a Predazzo a donde llegamos un poco antes de las 18 horas. Pero algo había cambiado: no había tantas autocaravanas como la primera vez y todas parecían de paso. El porqué lo encontramos en un novísimo parquímetro donde había que introducir  10 euros por la pernota y 3 más hora de aparcamiento durante el día. Aquí el que no corre, vuela…

El vecino, suizo, nos saludó en un correcto castellano felicitándonos por haber ganado el mundial y se sorprendió cuando mostramos cierta indiferencia. Hablaba cuatro idiomas y resultó ser una amante de nuestra historia. Mantuvimos una agradable conversación sobre lo divino y lo humano, conversación interrumpida por la policía que pasó a comprobar si habíamos pagado el aparcamiento, así que segundos después un grupo numeroso nos concentrabamos alrededor del flamante aparato del diablo para pagar religiosamente. 100 euros de multa a una que no tenía el ticket. La hora de cenar del suizo llegó y cada uno nos retiramos a nuestro “olivo”.

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