1 de julio, domingo
Itinerario: Caldonazo-Milán-Briançon-Embrun
Km:559
Pernocta: Embrun, cerca
del lago
Antes de recoger a Raul hacemos
acopio de comida para el viaje de regreso y a a la hora convenida, le recogemos
y nos despedimos de Sabrina y Dino que tan bien habían cuidado de Raul. Sabrina
dijo maravillas de Raul y en un momento muy emotivo, nos dimos y abrazo y nos
despedimos.
Durante prácticamente toda la mañana
cruzamos el norte de Italia de este a oeste, con un tráfico de turismos muy
denso, pero agil. Me sorprendió ver los aparcamientos de algunas areas de
servicio de las autopistas con placas solares. La sombra en la que se protegían
los turismos la dada una placa solar. Así aprovechan doblemente las placas en
esta zona, llana y desnuda de arboles.
Buscamos desesperadamente una
sombra para comer, tarea que parecía imposible, pero que al tercer intento conseguimos.
Luego seguimos a la frontera con Francia evitando el túnel del Frejús para seguir hasta Briaçon por el puerto de
montaña, y en Embrun, un poco después de las 19 horas, decidimos buscar el
primer area de pernocta de las dos que teniamos señaladas como posibles.
Primer intento fallido, pero
aprovechamos para cargar y descargar agua. Nos estuvimos moviendo por los
alrededores del lago sin encontrar ningún sitio que nos gustara o el que
parecía bueno, estaba ocupado. Al final, cuando volviamos al exterior del
aparcamiento de turismos del lago, enorme pero con gálibo, en donde habíamos
visto un hueco aunque no muy atractivo, vimos un grupo de autocaravanas
agrupadas en la parte inferior de la carretera, junto a un camino que discurre
alrededor del lago. Nos pareció un sitio estupendo pero teníamos de fondo la
molesta música de la fiesta. Unos fuegos artificiales nos sorprendieron, y a
Tula más, que no sabía donde esconderse. Pero alrededor de las 22 horas, tres
autocaravanas de un total de siete, deciden irse y una hora después, cuando
estamos casi en la cama, nos dejan otras dos. Pese a que aún teníamos vecinos,
nos pareció muy sospechoso.En todos los años que llevamos viajando, nunca nos
había ocurrido esto y como la fiesta continuaba y donde estábamos tenía muy
poca iluminación, decidimos buscar otro sitio con más luz, por si acaso y nos
dirigimos junto al aparcamiento de turismos donde había otro grupo de
autocaravanas. Allí nos quedamos, con tapones en los oidos para poder conciliar
el sueño.
Martes 2 de agosto
Itinerario: Embrun-Barcelona-L’Ametlia de Mar (Tarragona)
Km:882
Pernocta: L’Ametlia
de Mar (Tarragona). Las tres calas.
Con los tapones, yo me quedé
dormida enseguida y Angel dijo que a la 1,30 estaba ya todo en silencio.
Partimos con intención de dormir hoy junto al mar, en l’ametlia de mar, en las
3 calas, pero en la autopista empezó a complicarse el tráfico y sufrimos varios
“bouchones”, que cuando ocurren en las autopistas francesas son terribles, ya
que o estás mucho tiempo parado, sin avanzar apenas nada, o pasas de pronto a 120 km/h y súbitamente a
pararte de nuevo. Son una pesadilla y salir de la autopista es peor, así que no
hay más remedio que armarse de paciencia. Sufrimos en total tres atascos
grandes: en Nimes, Montpellier y en la frontera con España que nos supusieron
un retraso de más de una hora.
A las 19,30 estábamos en
Barcelona. El navegador nos daba hora de llegada a las 21 h. Si había sitio
para dormir, llegar a esta hora no suponía mayores problemas, pero si por
cualquier motivo teníamos que irnos, no íbamos a tener luz para buscar.
Saliendo de Barcelona comenzó a
llover y el cielo se oscureció tanto que a las 20 h parecía que eran ya las 9
de noche y temí por que el tiempo de luz se redujera considerablemente, pero
hacia el sur el cielo fue abriéndose y la luz “se hizo”.
Dejamos la autopista diez minutos
antes de las 21 h y seguimos al navegador por carreteras estrechas y algo
descuidadas y puentes, hasta que el paisaje empezó a resultarnos familiar sobre
todo a Angel que goza de mejor memoria que yo, ya que hace 4 años estuvimos por
aquí.
Pero cuando llegamos al lugar en el que estuvimos tiempo atrás nos
encontramos con una hermosa señal de prohibición de estacionamiento para
autocaravanas. Empecé a jurar en hebreo: no podía ni darme un baño en esta
cala. Resignados por encontrarnos súbitamente con la realidad de nuestro
querido país, nos dirigimos a donde nos enviaba el navegador, según las
coordenadas que recogí del foro de acpasión y por suerte, un poco más adelante
llegamos a un amplio aparcamiento donde había una docena de autocaravanas
colocadas ordenadamente. Me entusiasmé tanto que no vi ni el pequeño escalón
que había para entrar al aparcamiento y me “tiré” a él en línea recta para
acercarme al balcón sobre la cala y el mar descubriendo un hermoso lugar.
Enhorabuena al Ayuntamiento (agradecimiento que transmití después en un e-mail).
Aunque era ya tarde, nos pusimos
un bañador dispuestos a darnos un delicioso y solitario baño que nos quitó los
casi 800 kilómetros
que llevábamos en el día de hoy a nuestras espaldas y las 12 horas de viaje.
Nuestra compañera Tula bien se
merece una mención aquí ya que desde que partimos esta mañana tan solo había
salido a dar un paseo a la hora de comer y en estas 12 horas no había dicho
nada. Aunque seguimos echando mucho de menos a nuestra Mara, Tula se está
revelando como una buena compañera con la que podemos compartir muchas horas de
viaje.
Miércoles 3 de agosto.
Itinerario: L’Ametlia de Mar-Castellón-Boadilla del Monte
Km:585
Noche estupenda, agradable y
tranquila. Aunque el día amanece gris y ventoso, Angel se enfunda en su bañador
y se da un baño en la cala. Yo aprovecho la primera hora de la mañana, mientras
todos o casi todos duermen, para pasear con Tula y dejarla, ahora que la playa
está vacía, que corra por ella. La encanta.
Con mucha tranquilidad dejamos
este delicioso lugar con el deseo de que siga conservándose, para poner rumbo a
nuestra casa. Bajamos por la autovía del Mediterráneo hasta Castellón y de aquí
ya rumbo a Madrid discurriendo por auténticos desiertos y secarrales.¡Cuanto
echaba de menos los verdes y montañosos paisajes de las Dolomitas! Para comer,
encontramos un desangelado aparcamiento, pelado de sombra, excepto en un rincón
sucio y a veces maloliente a orina. ¡Cuánto nos queda para acercarnos algo a
las areas que tienen los franceses!. Es evidente que nuestros dirigentes,
aquellos que dictan leyes y reales decretos relativos a la circulación, no han
viajado mucho por otros países europeos, porque si lo hubieran hecho sabrían
que un sitio agradable y que invite al descanso, evitaría muchos accidentes y
que en nuestro país las “areas de descanso” apenas existen: son vulgares
aparcamientos con restaurantes preparados más para sacar dinero a los viajeros que
para descansar, donde o te resguardas de la desolación dentro del restaurante o
emprendes la huida tan rápido como puedas.
En Boadilla del Monte,
Octubre de 2010
Mª Angeles del Valle
Blázquez
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